viernes, 7 de noviembre de 2014

Elegía injustamente


Elegía injustamente

Lágrimas derramó un hombre herido
en su costado, por su mala suerte.
Aquel hombre lloraba la rabia de quererte
y haberte perdido, y haberte perdido.

Ella se fue con otro; con otro que su herida
le abrió más, mucho más como un castigo.
porque es injusto el amor, y es injusta la vida:
porque aquel hombre era su amigo, era su amigo.

En las noches frías


En las noches frías

Cada vez en las noches siento que me pierdo,
como la fresca brisa que trae tu recuerdo.
De áridos latidos se acopla el sentimiento
buscado fugazmente la dirección del viento.

Así pasa la noche, yo perdido en mi hastío,
uniendo cada letra, cada razón; todo lo mío
con lo tuyo. Resegando cada espacio,
cada ignorancia, respondiéndome despacio...

sin esperar nada a cambio. Cada vez en las noches
respiro tus aromas, tus cándidos reproches.
Ese que se fue con la quimera que juramos,
con la risas, los colores y los besos que nos dábamos.

Ahora no tengo prisa, voy despacio como la brisa
que me pierde, que me quita de mi rostro la sonrisa.
Ahora que estoy solo prefiero deslizarme a tu recuerdo,
porque cada noche que pasa siento que más te pierdo.

La venadita


La venadita 

Que suerte la venadita
en el andar ha encontrado
ha su amor desamparado,
que suerte la venadita.
Aquella la más bonita
por fin su amor le ha llegado,
un caballero venado
que con sencilla ternura
su corazón le ha robado.

¡Qué suerte la venadita!

Poema de los enamorados



Poema de los enamorados
En una tarde lánguida el niño corazón
quiso hacer una de sus pequeñas travesuras,
tino su flecha y en una de sus aberturas
salió al azar la flecha de una gran ilusión.
El niño se iba riendo, se estaba divirtiendo
jugando aquellos juegos del amor inmortal,
tino nuevamente y tiro su flecha al mortal
que venia muy pensativo, mientras que iba huyendo.
Aquel hombre tropezó con aquella mujer,
mientras que el niño corazón los seguía mirando,
disculpa, no fue tú culpa; dijo el hombre al ver
que aquella joven doncella lo estaba observando.
Esos dos amores ese día se encontraban
por la noble inocencia de un bebe jugador
que jugaba al blanco con ellos dos que pasaban
por esa callejuela donde nació el amor.
Y así nos unió un día aquel niño medio loco,
que con un sólo tiro me dio a mi y le dio a vos,
y aunque lo haya hecho sin querer, él fue poco a poco;
atino su flecha para darnos a los dos.
El amor nos unió. Y en aquella fantasía
se unieron ella y yo, quizás accidentalmente.
Quizás fue un amor que nos unió un solo día,
o quizás fue un amor que nos unió eternamente.
Aquellos tristes, solos, locos enamorados,
vivieron felices, quizás separados.

Poema de aquel sueño triste


Poema de aquel sueño triste


Soñé nuevamente con esa mujer sombría 
que besaba tu mano para besar la mía,
soñé que la besabas en una noche oscura
trasfigurando el roce de una fuente pura.​

Soñé que me dejabas en la noche de estío
con los brazos abiertos cubiertos de frío.
Y al pisar de mis manos una melancolía
recorría los recuerdos, aquellos de hastía.​

Entonces los recuerdos y las noches pasadas
no son historias felices, si no cuentos de hadas,
pues estoy soñando con ese amor prohibido
que quiso estar a tu lado para soñar conmigo. ​

Y quizás el tiempo dirá si tu amor y el mío
se entrelazarán como el mar, el viento y el río.
Y acaso estaré aquí, siempre soñando contigo
deseando en esos sueños ser más que tu amigo.​

Recuerdo de esa noche una gran melancolía
bebiendo de aquella copa que estaba vacía,
mientras que un hombre triste sabía llovía
en los ojos de tus ojos, aquel triste día.​

viernes, 10 de octubre de 2014

Soneto de la playa


Soneto de la playa Las olas van y vienen tristemente, sus ecos sobre el mar me hacen pensarte; y sin querer de pronto he de nombrarte, y he de decir te quiero hasta inconsciente. Las olas van y vienen nuevamente, en su loca canción yo he de escucharte, y dices ven a mí, ya quiero amarte... y me adentro en tu mar muy lentamente. Y me adentre en tus aguas locamente... Y te empece a querer erradamente de esa manera que ha nadie quería. Y quien iba a pensar que por quererte yo iba conseguir la triste muerte al ahogarme en tu amor amada mía. Las olas van y vienen tristemente, sus ecos sobre el mar me hacen pensarte; y sin querer de pronto he de nombrarte, y he de decir te quiero hasta inconsciente.

martes, 23 de septiembre de 2014

Te he visto con otro.

Te he visto con otro

Te he visto con otro, con otro querida,
y vas de su brazo, como antes de mí,
al verte sonriente entristeces mi vida,
yo sé que lo quieres, se refleja en ti.

Te he visto con él, te lleva en sus manos,
así como yo te solía llevar,
endulza tus sueños, sueños de verano
y hace que vuelvas nuevamente a soñar.

Te regala rosas, flores cada mes,
te lleva a pasear en noches de estrellas,
te pone tu mundo de amor al revés
cuando te ofrece el mar, su arena y su huellas.

Yo te he visto amada feliz a su lado
cantando poesías, cantando al amor.
Y es triste porque ya me has olvidado
y yo muero mi vida, muero de dolor.

Te he visto con otro, con otro querida,
y vas de su brazo, como antes de mí,
al verte sonriente entristeces mi vida,
y sé que lo quieres, como antes a mí.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Tus ojos son míos


Tus ojos son míos

Tus ojos son míos,
más míos que tuyos.
Más que de los peces
la claridad del río.

Tus ojos infinitos,
negros como la noche,
son tuyos y míos,
tan dulces y bonitos.

Tus ojos son claros
como la esplendida luna,
tus ojos son míos,
como tú ninguna.

Tus ojos tan dulces,
cuando yo los miro
me dejan absorto;
me roban suspiros.

Tus ojos amorosos,
tan llenos de fulgor
me roban el aliento
me matan de amor.

Tus ojos son míos
los llevo conmigo.
Tú eres el camino,
tú eres mi abrigo.

Tus ojos son míos
como del pasto la flor.
Tus ojos son míos
me matan de amor.

Amor, amor, amor


Amor, amor, amor 

Amor, amor, amor, sombrío como la noche de estío.
Viajas con las piedras del caudal:
silenciosa, fragante, delirante.


Amor, amor, amor.
Cayendo como la luna en el sendero.
¿Dónde te conocí, en que lugar te he visto?
¿De qué manantial es tu desembocadura?
Reposas en la penumbra sigilosa,
allí donde nadie te espera,
con tus ojos nocturnos, lejanos, ajenos.


Amor, amor, amor, de ciega ciénaga rebosando
esperando el caer de un naufrago perdido.
Pero es fácil caer en tu telaraña,
eso lo sé porque he caído en tu red.


Amor, amor, amor, de pétalos, de claveles,
invádeme con tu sosiego, con tu fuego abrasador.
Y dame del néctar imprudente que derramas.
Y déjame caer como pluma
en el abismo deslumbrante de tu piel.


Amor, amor, amor,
déjame soñar tu sueño
reposar en tu aposento
y dormir junto a ti.

Tus ojos azules


Tus ojos azules

La noche vestida de ojos azules
con lumbre fogosa que prenden el alma.
La luna fragante: ensueño nocturno.
Y una candidez en el recóndito cielo.


La luna neutral me grita, me llama,
suena en el viento una canción de cuna,
titilan los luceros amor de sosiego
y cubren el sendero: tus ojos azules.


Amor te derramas, te fundes en tu seno,
el verso absorto se calma cual cieno
y en esas miradas se esconde un secreto
un amor tan puro, tan hondo, tan pleno.


La noche vestida de ojos azules.
Son tus ojos bellos la noche que quiero,
parecen azules; tal vez, son sólo negros,
tus ojos nocturnos, fragantes... Venero.



Tus ojos se marchan son como el lucero
que el albor ausenta, lo esconde en el cielo.
Pero allí están para alumbrar de nuevo,
tus ojos azules, aquellos que anhelo.

Me duermo en tu lecho, amor, dulce encuentro.
Un sueño me mata. Y escucho: Te quiero.
Un secreto entonces guardas en tu lecho
sigilo en tu boca y llama en tu pecho.
Tus ojos azules, tal vez eran negros.

Mujer bendita


Mujer bendita

Y cuántas veces no te has equivocado,
y has caído, y te has levantado,
y has dado un paso más sin mirar hacia atrás,
y has avanzado poco a poco pero cada vez más.

Y cuántas veces no has llorado a solas,
y has fingido una sonrisa, cuando has sentido dolor.
Y cuantas veces no has querido parar las horas
para sentir un poco más de amor.

Y sin embargo, has sido fuerte, has sido fiel.
Tu amor rotundo, permanente e infinito.
Mujer bendita, de arcoiris, perfume fragante, dulce miel.
Tú, mi madre linda, querida y fuerte, mi amor bonito.

Quisiera esta noche


Quisiera esta noche

Quisiera esta noche besarte los labios,
sentir tus caricias, amarnos los dos;
beber tu néctar fogoso y tan dulce,
perderme en tu lecho infinito de amor. 

Quisiera esta noche embelesar mi cuerpo,
desnudar tu alma, quitarte la voz
y entre un gran suspiro besarte la boca;
esta noche loca que deseamos tú y yo.

Quisiera esta noche decirte mil cosas
tiernas como rosas, hermosas como tú.
Susurrar en tu oído: quieres ser mi esposa,
y ver tu mirada, perderme entre vos.

Quisiera esta noche amarte de nuevo
subir juntos al cielo hasta perder la razón,
decirte al oído lo mucho que te quiero,
dejar en tus manos todo mi corazón.

Quisiera esta noche soñar a tu lado
y besar tus labios, amarnos los dos;
embriagar el lecho y sentirme atado
a tu amor rotundo, a tu gran amor.

Canción para ella


Canción para ella

Ella, sentada en su alcoba llorando triste
por un amor.
Ella miraba el cielo desesperada
no comprendía
su desamor.
Rogaba a Dios por que algún día la perdonara.
Pero su ausencia
se hizo peor.
La noche oscura, ella en su alcoba
y una soga...
cegó a la flor.

domingo, 17 de agosto de 2014

Poema a la amiga


Poema a la amiga

Eres tan mía amiga que mis sueños te sueñan
y amplían sus anhelos al verte suspirar;
pero esos suspiros leves no llegan a mi alma
se van tristes por otro, otro que sueles mirar.

Eres tan mía amiga, tan dueña de mi vida,
de mi hondo sentimiento eres dueña mi amor;
aunque en el silencio secreto de mi alma
esta guardado amiga este amor, este amor.

Eres mía: el crepúsculo que aguarda en el sendero,
el ocaso que baña de belleza el atardecer,
en mi mirada eres como un ave en el cielo
retozando en la nubes de alegría y placer.

Eres mía lo sé, aunque sueñas por otro,
aunque otro es quien tiene apresado tus besos,
aunque otro es quien haga que suspires de anhelo,
aunque otro es quien robe de tus noches tus sueños.

Eres mía lo sé, y lo sabe mi alma
cuando en tus tristezas te hace sonreír
y saca de tus ojos un brillo de esperanza,
aunque esa esperanza se muera para mí.

Ay, sin tan solo supieras de este amor que te tengo,
de este gran sentimiento que yo siento por ti,
del sin fin de quimeras que creo al ver tu rostro,
de este sueño bonito que yo sueño por ti.

De seguro mi amiga tus besos fueran míos,
tus caricias, tus noches, tus sueños, tus desvelos,
tus suspiros, tus goces, tus momentos, tu tiempo
y sobre todo tu amor, tus antojos y anhelos.

Si tan solo supieras que te amo y venero,
que eres para mi vida ese amor infinito,
de seguro esos ojos vieran este sendero,
vieras mi alma mi amiga y hasta vivieras conmigo.

viernes, 15 de agosto de 2014

Canción del sueño


Canción del sueño 

Soñaba que era un pájaro y volaba
alrededor del mar y un cielo azul,
soñaba que era un ave y que palpaba
la cúspide de un hermoso abedul.

Soñaba que era un hombre enriquecido
y daba pan aquel que me dio vino,
soñaba que en mi sueño enloquecido
yo era aquel sabio aviso en el camino,

guiaba el paso del hombre perdido.
Soñaba ser pastor de un gran rebaño
en un campo divino y colorido
donde no existía el amargo engaño,

todo era paz, dulzura y alegría.
Soñaba que volaba y era el dueño
del mar, el cielo, la noche y el día.
Soñaba que era libre en ese sueño.

Ámame ahora


Ámame ahora

Ámame mi amor, con tu sutil fragancia,
impregna tu aroma en mi corazón,
sacia mi sed con tu dulce pasión,
hazme sentir tus besos en mi estancia.

Ámame ahora como la última instancia.
Lentamente perderé la razón,
con tus caricias, llena de ilusión
este vacío ya sin importancia.

Ámame mi amada y dame tu sendero,
yo anclaré el navío en tu recio andén
y reclamaré por tu amor bonito.

Ámame amor y hazme sentir el primero,
yo te daré la primicia también
y te amaré con mi amor infinito.

Si estuvieras conmigo


Si estuvieras conmigo

Qué lindo seria si estuvieras conmigo
aquí mirando el cielo y su dulce esplendor,
oler el fresco aroma, ese aroma a trigo,
y ver el sol brillante y su resplandor.

Qué bonito sería, mujer que extraño en vano,
que estuvieras conmigo en este aciago camino,
y no estuviera solo, sino aferrado a tu mano,
qué bonito sería si compartiéramos destinos.

Pero es lúgubre todo, triste es esta tarde
porque te encuentro ausente en este día
y tu recuerdo ahoga mi corazón y arde...
Mujer si estuvieras conmigo... qué bonito sería.

Canción del recuerdo


Canción del recuerdo

Qué puedo recordar de aquel adiós.
Mucha gente, un gran silencio, un triste sol,
una corriente de brisa fría sobre mi cuerpo
estremecido, en ese instante de sinsabor

acongojado bajo una tarde sin regreso,
bajo un gran cielo y su esplendor.
Qué puedo recordar; un árbol triste, un loco beso,
una guitarra ahogando una canción de desamor.

Qué puedo recordar, si fuiste breve,
fuiste una tarde que a noche oscura se convirtió.
Fuiste en mi vida aquella racha de brisa leve
que en mi memoria dejo un adiós.

Eso recuerdo, ya se alejado de mi pupila tu reflejo,
tu paso andante, tu paso ausente ya se marchó
y sólo queda, no queda nada, pues ya estoy viejo
y desde cuando este cariño se terminó.

Bésame


Bésame

Bésame la boca con tus dulces besos,
besos infinitos de dos niños traviesos,
dos niños que juegan en su candidez.
Bésame los labios una y otra vez.

Bésame sin miedo, sin pena alguna,
que como tus besos no los da ninguna.
Abriré mi boca y esperaré el caudal
que rebosa en ti, dulce manantial.


Déjame tu aroma impregnado en la piel,
déjame tus besos dulces como miel,
tatuados en mis labios que se embelesan
cuando con pasión loca tus labios me besan.

Bésame mi amor, que no importe el mundo
cuando estemos juntos con este amor profundo.
Bésame mi amada que somos dos niños
cándidos y alegres, llenos de cariño.

Te quiero como nadie te ha querido


Te quiero como nadie te ha querido

Te quiero como nadie te ha querido...
del tibio aroma de esta tarde sola,
de la amapola, del agua, del florido
corazón y sobre aquella caracola.

Te quiero con sabor y sinsabores,
donde habitas y no estás también te quiero,
allí donde renacen tiernas flores
para iluminar mi mundo entero.

Te quiero como nadie quiso jamás
desde un cielo, un blancor y un delirio,
y aunque sé que no te puedo querer más,
te quiero como nadie te ha querido.

Sólo tú y yo seremos


Sólo tú y yo seremos

Ansío tu semblante, mujer a ti te ansío.
Lléname de tu gozo, de tu ternura inmersa.
Ámame gota a gota como lluvia de enero,
vierte en mí tu esencia magistral de sosiego.


Ámame niña hermosa, que yo te amo entera.
Ansía este fulgor, este volcán crujiente.
Anida en el crepúsculo nupcial de mi embeleso
derramando tu pasión, tu néctar beso a beso.


Rompe las cadenas que atan nuestro navío
y piérdete en silencio conmigo a la deriva.
Nadie sabrá de nosotros, sólo tú y yo seremos...

Ven conmigo esta noche, y naveguemos juntos
bajo el sereno nocturno como dos locos perdidos.


Siente el mar bravío, el fuego, la luna,
y ansía amada mía este cuerpo agitado,
trémulo, venturoso, perdido y agotado.
Ansía este silencio, tan tuyo y tan mío.



Lléname de tu edén y llévame hasta el infierno,
ámame linda rosa, muéstrame tu camino,
y caminemos juntos por el camino recto...
Nadie sabrá de nosotros, nadie sabrá el secreto
de estás dos almas gemelas, perdidas, taciturnas
en un firmamento enorme y en un tiempo perfecto.
Ámame amada mía, sólo tú y yo seremos.

Canción enamorada


Canción enamorada

Te amo con delirio y embeleso,
con ganas de comerte en cada beso.
Con frenesí tan puro, con fulgor,
con un desliz llamado loco amor.

Te amo cuando suave me acaricias,
cuando te alejas y haces que te extrañe,
cuando rocías con tu sed la brisa
y haces que el espejo en mí se empañe.

Cuando tus besos puros me consienten
y prenden en mi cuerpo llamaradas,
cuando se juntan nuestras dos miradas
y hacen de estos ríos una sola fuente.

Te amo cuando prendes en mi alma
lo que nadie prendió nunca jamás.
Cuando una palabra basta y me calma,
en ese instante es cuando te amo más.

Versos a la desconocida


Versos a la desconocida
Juntos a la deriva un día navegamos
en un mar sereno y una noche fría.
Sus labios sus besos no negaron.
Tu albor y tus caricias fueron mías.

Usted, mi dama, mi embeleso,
viajó feliz conmigo por el mundo.
Su pócima fragante fue su beso,
hizo perderme por el cielo en un segundo.

Usted prendió en mí una llamarada
con su fulgor mi cuerpo lo estremeció,
una palabra, un beso, una mirada,
eso basto... y entonces todo ardió.

Mi dama, mi dulce compañera,
usted que no la nombro en mi versar,
fue una fresca melodía mañanera.
Usted hizo mi cuerpo tiritar.

Yo la amé con cierta demasía
con el delirio innato del amor.
Como una fiera se entrego aquel día
a este caballero que la amo.

Usted, que no la nombro, sólo a usted
van estos versos, amante desconocida.
Aun sigo rendido a su merced
porque contigo se me fue la vida.

Usted, que no la nombro porque la pierdo...
dejo en mi pensamiento su ceniza,
y cabe recalcar que su recuerdo
a veces llega fresco con la brisa.

Ahora viajo solo a la deriva;
juro que no podré olvidar su voz,
fuimos amantes, dos locos entregados
a una pasión, un beso y un adiós.

Décimas de un poeta


Décimas de un poeta

Muchas veces encantado
por el mar y el cielo justo
pinto verde aquel arbusto
y me quedo embelesado.
Me gusta quedar pasmado
al ver una enredadera
que se cuelga de la pera
sin dejarla respirar;
y me gusta divisar
una loca primavera.

A veces quedo perplejo
al ver unos tiernos ojos
que suavizan mis antojos
al mirarme en su reflejo.
Muchas veces el espejo
de la laguna me adsorbe
y siento una paz enorme,
vuelo como ave en el cielo.
Del camino quito el hielo
para que nunca me estorbe.


Caballero enamorado,
bohemio de corazón,
pierdo siempre la razón
si una dama esta a mi lado.
Así es el enamorado;
dibuja con gran fervor,
a las cosas da color,
crea sus propios matices
en las escalas de grises,
o en la escala del amor.

Para mi el amor lo es todo
es la palabra, la risa,
es la llanura y la brisa,
es el después sin un modo.
Es el soberano codo
que guarda tu distracción,
es un dulce corazón
pintado de fe y sosiego.
Para mi y no lo niego:
el amor es mi razón.

Canción para una poetisa


Canción para una poetisa


Se impregna en mí
y me socava...
una mirada
un vendaval.
Es una espina
y es como un beso,
un embeleso,
es una hoguera,
tu enredadera
en mí es todo eso

Se impregna en mí
tus ojos verdes,
claros, radiantes,
un cielo enorme,
un sueño, un mar.
Eres la fiera
dulce y caliente,
eres la fuente
para mi hoguera

Eres todo eso
y mucho más.
Se impregna en mí
tu tierno amor,
ese fulgor
que me hipnotiza,
eres mi todo
y no habrá modo
para olvidarte 
mi poetisa.

jueves, 7 de agosto de 2014

He callado


He callado


He callado mil veces, mil veces he callado
este amor que me quema el alma con su fuego.
He callado, he sufrido, más no he superado
este silencio ausente que a todos se los niego.



Mi silencio es sublime, para todos es sigilo
taciturno y absorto como el de un mensajero
cuando lleva un mensaje para atar algún hilo
de aquel que sufre triste en su amargo destierro.



He callado en la sombra, he aguardado en el tiempo
y he sido como el ave cuando emprende su vuelo,
más no he logrado nada, pues ando en el destiempo
que me ciega y me adsorbe y nuevamente te anhelo.



Este letargo lúgubre se parece a las rosas
que miraron mi cielo y anidaron sus nubes
volando en su paisaje como las mariposas,
recuerdos sólo quedan. Amores que antes tuve.



He callado eso es cierto. Pero cuantas noches
grite tu nombre al viento y no me respondías
y en silencio canté diciendo mi reproche
caminado solitario, y la luna me veía.

Es cierto, mi silencio carcome mi palabra
y en el fondo de los mares lánguidos la sumergen.
Es cierto que el viento no hace que una puerta se abra,
pero tampoco la cierra, si ésta ya estaba abierta.



He callado mil veces oyendo una canción
y aquella melodía me entristece más,
he callado el latido de mi dulce corazón
que dice que te ama pero jamás lo sabrás.


Lo he callado todo, todo mujer que ansío.
Enloquecido y tonto poeta enamorado
que ha secado su mar para no enturbiar tu río

con estas palabras locas, que triste te he callado.

martes, 5 de agosto de 2014

Versos a las flores de mi jardín


Versos a las flores de mi jardín

Bañado de silencio se consume
el amarillo sol del mañana,
a su corto paso ya presume
auroras en la faz de mi ventana.

En el jardín las flores coloreadas
retozan con fulgor muy tiernamente,
el lirio acicalando alboreadas
sobre el tulipán alegremente.

El jazmín como un radiante sol
con su pureza brilla como el oro
y abraza sutilmente al girasol
para así cubrir su gran tesoro.

Todas mis niñas, bellas en demasía,
son el color que corre por mis venas,
un arcoiris pleno de alegría,
son la pureza de las azucenas.

Son estrellas que brillan en la tierra,
cándidas, felices, enamoradas.
Con sus rostros de ángel encierran 
sobre un portal cuentos de hadas.

Ellas son el deliro de la brisa,
son el dulce color de una amapola,
el alba que arraiga una sonrisa,
son el tenue sonido de una ola.

Son la magia inmensurable de la flor,
ellas navegan por un cielo sin fin:
mis flores las que cuido con amor,
las que amo, las que adoro, las de mi dulce jardín.

Versos al adiós del sol


Versos al adiós del sol

La tarde languidece en la pradera
ya muere el viejo sol cansado y triste
la noche a su costado lo desviste
de su belleza plena, de su hoguera.

Sus rayos desvanecen en la higuera
¡Qué soledad tan tenue la que viste!
Ninguna soledad como ésta existe
como la que da el sol cuando se fuera.

Y poco a poco el astro va muriendo,
se ahoga su pasión en el poniente
y se oscurece todo el universo.

Y yo, sentado en un sauce sonriendo
sollozo su partida, y felizmente
concluyo recitándole este verso:

La tarde languidece en la pradera
ya muere el viejo sol cansado y triste
la noche a su costado lo desviste
de su belleza plena, de su hoguera.

Soneto al apresurado tiempo


Soneto al apresurado tiempo


Es triste pero cierto, pasa el día
y la rutina vuelve a dar inicio,
y siento que me lanzo al precipicio
y junto a ella va la vida mía.

Se pierde de la piel la lozanía,
se pierde del amor algo ficticio
y todo lo que escribo es por oficio
pues suelo dedicarme a la poesía.

Es triste, pero qué se puede hacer,
el tiempo se nos va como va el viento,
las manos no lo pueden contener.

Nos queda sollozar con gran lamento
gotas que no se pueden esconder,
después de todo pasa aquel momento:

Es triste pero cierto, pasa el día
y la rutina vuelve a dar inicio,
y siento que me lanzo al precipicio
y junto a ella va la vida mía.