Décimas a mi tierra
Qué bonito es despertar
ante un bello amanecer,
al lado de una mujer
dulce y fresca como el mar.
Aprender lo que es soñar,
entender lo que es querer.
Perfumarse de ese ser
que te prende aquel anhelo
que te hace palpar el cielo
y el infierno conocer.
Qué lindo es abrir los ojos
y ver el alba primera
bañando la primavera:
presumiendo sus antojos.
Mirar los albores rojos
que dibuja la llanura:
inmensurable ternura
vestida de sutileza,
desbordando gran belleza
en tu vida con dulzura.
Qué bonito es despertar
y escuchar lo cantos leves
que hacen las aves; que breves
se paran a descansar...
Oír el llano cantar
su silencio prematuro,
oír el gallo, el anuro,
el cerdo, el alcaraván;
y ver los rayos que van
desvaneciendo lo oscuro.
Qué bonito es presenciar
el sol allá en el poniente,
ver que se anida en la gente
su esencia crepuscular.
De alegría suspirar;
de modo de que la vida
sea esa fuente perdida
que todos quieren tomar.
Qué bonito es despertar
en esta tierra querida.
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