lunes, 4 de agosto de 2014
Soneto atardeciendo en el mar
Soneto atardeciendo en el mar
La tarde oscurece, cantan las olas,
el mar bravío juega su vaivén,
chillan las aves felices también
y el astro muere en el poniente a solas.
Se acerca la noche y las amapolas
brillan con su color en el edén.
Más, mi alma se sumerge en un desdén
pues, qué melancólicas son las horas.
Muere la tarde y su melancolía
embriaga mi vida con su dulzura
y plasma un verso tétrico en mi boca.
Empero, siento que ésta tarde es mía:
su canto, su paisaje y su locura;
prenden amor en mí que el cielo evoca.
Muere la dulce tarde,
este loco atardecer sutil, amargo,
hace abismar mi ser en su letargo.
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