sábado, 26 de julio de 2014
Canción a la muchacha ajena
Canción a la muchacha ajena
Y eres ajena amor, ajena de mi vida.
Pero eres tan mía, tan mía desde siempre.
Porque yo conozco tu más remoto albor,
tu prematuro y febril, sutil calor de infierno.
Y eres ajena, pero estás en mis brazos
como efímero aire resbalando en mi pecho.
Y tú eres mi mañana, mañana para siempre...
Mi eterno ocaso inmerso, mi agua purificada.
Y eres ajena amor, pero yo te respiro
y huelo tus cabellos de amanecer y cielo.
En tu mar turbulento navego a la deriva
con manos de azafrán, divagando tu cuerpo.
Y eres ajena amada, pero absorbo tu luz
y sumerjo mi sentir en tu cándido anhelo,
y allí soy un furtivo conquistador de llanos...
y soy yo quien cultiva la tierra de tu besos.
Y en fin, eres ajena, pero no importa amada,
pues el amor es nuestro, y sigues siendo mía,
porque me entregas todo, tu esplendor y tus besos...
y pintamos estrellas hasta que llega el día.
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