Poema del amigo y de ella
I
Se lo llevo todo. Sí, él que juro ser mi amigo,
él que prometió ser siempre mi hermano,
pero ya ves, pague ese cruel castigo...
él se lo llevo todo, él que me dio su mano
y juro entre cruces cuidar lo que era mío.
Más yo le ofrecí el alma sin saber
que él quería lo mío poseer
y que él ansiaba tu amor con desvarío.
Creí en él con fe suprema y demasía,
hasta creí pensar que era mi amigo.
Pero ya ves... no te tengo conmigo;
te llevo de mi vida amada mía.
Lo perdono porque sé que eres bella,
porque tú decidiste irte con él.
Hoy le dedico estas palabras a ella...
y al amigo que nunca me fue fiel.
II
Tú que juraste ser mi eterna amada,
mi refugio, descanso y compañera,
te fuiste con tu luz, mi primavera,
plasmaste un nuevo ocaso en tu mirada.
Y estabas en sus brazos y en los míos;
que ciego, que inocente y tonto fui...
si entre su enredadera yo te vi,
y más yo le entregaba de mí tus ríos.
Y no me dí cuenta que él te enamoraba,
y tú te enamorabas de él también,
y que en noches oscuras tu vaivén
ardiente, entre su fragua armada se encontraba.
Y fuiste feliz aquella noche con él,
esa noche de amor y de quimera.
Al final fuiste amada traicionera;
y te perdono aún, cuando a mi amor le fuiste infiel.
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