Lánguida lluvia que esta yendo al infinito
Este día es hermoso, y llueve triste también,
así como llovía cuando estaba contigo,
el susurro de un beso me llega hasta mi oído
como gota de lluvia estremeciendo mi cuerpo.
Las nubes transitando pintan tu rostro de aurora,
y un eco entre los árboles enturbian el silencio
y allí veo tu imagen, tu sonrisa de viento
y esos diamantes blancos brillando como estruendo.
Y son dos blancas palomas pintadas en el cielo
como rayos de sol consumiendo el ocaso,
y veo tus ojos lejanos, nocturnos, que están yendo
al rubor del crepúsculo buscando un nuevo paso.
Entre sabanas negras quiero apagar el mundo,
pero veo mas el cielo cuando cierro las ventanas,
y te imagino amada, ausente y tan lejana...
mariposa volando buscando un fresco rumbo.
Y como llueve, acaso, te recuerdo tan mía,
tan mía como tantas, tantas que antes fueron...
y un sueño se me encona en el alma como aguja
sintiendo que quizás no volveré a verte de nuevo.
Ni tus ojos brillantes semejantes al hielo,
trasparentes y claros con su tono de fuego,
ni tu rostro lozano, ni tu cabello negro,
ni el fresco olor de tu cuerpo, ni tus dos dulces senos.
Ni he de probar la fruta que me llevaba al cielo,
ni he de pecar tampoco en esas noches de invierno
al rozar tu néctar, tan fogoso y tan tierno,
delicado y tan tibio de tus mas hondo adentro.
Lánguida lluvia que esta yendo al infinito,
que te llevas el hondo dolor de un triste hombre
que te divisa tétrico con su maltrecho pecho,
reprimiendo su alma para no gritar tu nombre.
Oh sí, es tan triste esta lluvia que cae en mi aposento,
porque llueve en el alma desde su mismo adentro
y es amargo el recuerdo de esta preciosa tarde,
pues te encuentras lejana y triste te recuerdo.
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